jueves, 30 de diciembre de 2010

QUE YA…PASÓ… UNO MÁS


Eso decía Mecano (¡que buenos recuerdos!). Se va el año y, como siempre, parece un momento de reflexión. No ha sido un año bueno, en general, para los españoles. Nuestra situación económica es la más preocupante desde los inicios de la transición y, lo que es peor, el horizonte se percibe muy poco halagüeño, en especial porque nuestros políticos han demostrado sobradamente que su concepto de futuro se define como el periodo existente hasta la próxima convocatoria electoral, y eso les incapacita para actuar pensando en las siguientes generaciones.

Soy poco optimista sobre el futuro de este país. Salvo que seamos capaces de realizar una verdadera catarsis y asumir que tendremos que atravesar unos años difíciles, de sacrificios, de volver a poner en valor conceptos que desgraciadamente hoy parecen minimizados, no conseguiremos situarnos de nuevo en primera fila. Durante la última década, hemos permitido que el respeto a los demás, el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio y otros muchos temas, pasaran a un segundo plano a favor de un “buenismo” mal entendido, de una incapacidad de llamar a las cosas por su nombre, de anteponer la dictadura de las minorías a la lógica de la mayoría… Esto último aplicable, por desgracia, a todos los ámbitos: el político, el religioso, el sexual…

Pero lo peor, a mí entender, es que hemos claudicado en lo más importante: la educación, y una vez más lo hemos hecho poniendo por delante del interés general, la comodidad de unos pocos. Porque ha sido más fácil permitir a un alumno pasar de curso con tres o cuatro asignaturas que asumir que nuestro ratio de fracaso era mayor que el de nuestros vecinos; porque hemos conseguido tener diecisiete programas educativos diferentes, primando en cada uno de ellos distintos intereses muy en función del partido gobernante en cada comunidad; porque ha sido más cómodo pulverizar la autoridad de los profesores que admitir que, aunque no le guste a muchos, ésta debe existir y que la solución no es eliminarla, sino tener los mecanismos adecuados para que, si se ejerce mal, se puedan castigar los abusos.

Sin embargo, a pesar de todo, tengo toda la esperanza de que aunque sea difícil, podemos conseguirlo. Porque en este año que se nos va, hemos vivido el ejemplo de que cuando hay un objetivo común, cuando quien nos lidera hace bien su trabajo, con humildad, con sentido común y sabe anteponer el bien global a las glorias individuales, España es, pese a quien pese, sólo una y empuja con todas sus fuerzas. Es evidente que me estoy refiriendo a la consecución de la Copa del Mundo de Fútbol. Durante el mes de Julio no hubo fisuras en este país. Nuestra bandera lució a diestro y siniestro (nunca mejor dicho), porque todos la asumieron como suya olvidando alergias inexplicables, pero frecuentes. Es muy difícil entender para los más jóvenes lo que significa, para otros con más años, lo conseguido. Era un sueño inalcanzable, nuestra selección siempre había transitado con más pena que gloria por las grandes competiciones, parecía imposible alcanzar el éxito. Unas veces el mal juego, otras la escasa suerte y casi siempre lo mal que se hacían las cosas, nos deparaban perpetuamente el mismo resultado: fracaso. Con todo, en la Eurocopa de hace dos años algo pareció cambiar y en el Mundial de Sudáfrica, eclosionó. Un grupo de gente joven, procedente de las cuatro esquinas del mapa y con una ilusión y un talento descomunales, nos dieron a muchos una de las mayores alegrías de nuestra vida. Liderados, eso sí, por un señor que peinaba canas, que renunció a cualquier protagonismo y que, como contaba con toda la autoridad moral sobre esos jovenes, supo hacerlos entender que el bien común estaba por encima del de cualquiera de ellos como individuos.

Por eso tengo esperanza, porque creo que si conseguimos establecer objetivos comunes, compartidos por todos, los españoles somos capaces. Y porque, sobre todo, creo en nuestra juventud. No tengo más que mirar a mis hijos para hacerlo. El número de iniciativas sociales, de jóvenes que trabajan desinteresadamente por los demás, es más alto que nunca. Por otro lado, cada vez son más las voces de jóvenes que escucho pidiendo a gritos que les sirvamos de referencia, que los más mayores marquemos caminos nuevos que ellos puedan recorrer para desarrollarse, que nos ganemos y ejerzamos la autoridad moral que ellos necesitan. Es verdad que los malos gritan más, que hacen más ruido, pero no nos engañemos…son minoría. La juventud de España es sana moral y físicamente, se ha enriquecido con la aportación de muchos jóvenes llegados de otras culturas que, a diferencia de algunos, han sabido adaptarse a su nuevo entorno y forman parte de él. Está mejor formada que nunca y, eso es verdad, está desilusionada, pero no por su culpa.

Somos nosotros, sus mayores, los culpables y, por tanto, quienes tenemos la obligación de dar el golpe de timón necesario para que la que, probablemente, pudiera ser la generación más brillante de nuestra Historia no quede atrofiada, diluida y desperdiciada por nuestra insensatez.

Que lo consigamos es mi deseo para el año que viene. Y que a todos nos traiga paz, salud y felicidad.

Feliz 2.011

sábado, 11 de diciembre de 2010

¡BRAVO MARIO!


El pasado martes día siete, Mario Vargas Llosa, leyó en Estocolmo su discurso en la Academia Sueca. En él mientras realizaba, como anunciaba su título, un elogio de la literatura, efectuó también un repaso por su vida, por los diferentes lugares en los que había pasado algunos de sus años(con especial cariño a España) y por sus ideas y convicciones, que siempre ha sabido defender a pesar de las críticas recibidas por el "establishment" intelectual que, en general, soporta muy mal la falta de afiliación a sus directrices supuestamente progresistas.

Un discurso magistral en el que habló de la importancia de que los niños lean,(es la cosa más importante que me ha pasado en la vida, dijo sobre el momento en que aprendió a leer) de sus maestros, de los principios de una sociedad plural y la trascendencia de la literatura en la defensa de la libertad, de la importancia de la familia (la suya y en general) de como se puede ser ciudadano del mundo y, a la vez, patriota, de los peligros que nos acechan, en forma de fanatismos y nacionalismos, y de como hay que hacerles frente con convicción, coraje y literatura.

No puedo hacer más que recomendar su lectura (se puede conseguir sin dificultad en la web) porque, aparte de parecerme una pieza de perfecta construcción, en la que se puede disfrutar de un lenguaje culto pero fácil y elaborado pero directo, me parece "el discurso". Un ejemplo de como tratar los complejos entresijos humanos con trazos concretos y cercanos. Una demostración de como se puede hablar de la vida, de literatura, de política sin dejar de ser emocionante, cristalino y, sobre todo, profundamente humano, como demostró al reconocer en un amoroso homenaje a su esposa Patricia, que nada hubiera sido posible sin ella a su lado. Sus lágrimas de ese momento serán las de cualquiera que lo lea y que tenga un mínimo de sentimientos.

Y todo eso, para mayor disfrute, lo pudimos escuchar en español, la recia lengua de Castilla que los Andes dulcificaron. Lo dicho, una pieza para releer y gozar. Enhorabuena por el más que merecido premio al gran Mario y disfruten del discurso.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

DE LO CERCANO


A Antonio García Barbeito (con admiración)

Tu libro me llegó en septiembre a través de la mano fraterna, con una dedicatoria que ya me avisó que su lectura me iba a tocar en lo hondo, y me quise tomar tiempo para leerlo, quise saborearlo sorbo a sorbo, paladeando cada artículo y empapándome de la cercanía que anunciaba su título. No lo conseguí y lo apuré de un trago, con rapidez pero sin prisa. Por eso, unas semanas después de acabar fui releyendo, uno a uno, los artículos que habían conseguido apretarme las entrañas y dejar esa sensación de sequedad en la boca que provoca la envidia, en este caso totalmente insana, causada por mi evidente incapacidad de reflejar las cosas sobre el papel de esa manera.

Así me pasó con “Frío”, me pasó con “Luto de cal”, me pasó con “La última tarde” (¡joder Cangui, que verdad más grande la del tren!, que verdad más grande que, queramos o no, el tren siempre avanza y la última estación cada día está más cerca, joder Cangui,¡joder!), me pasó con “Primavera sin flores”. Me pasó con “Lo que hemos perdido”, me pasó con “Niño sin tren”, con “Quizá la belleza” y con “Siempre ella”, me pasó con tantos... Con su lectura aprendí a oler la verdad (otra vez joder, Cangui), aprendí que no vale sólo querer, que hay que decirlo..., aprendí porqué, a veces, duele la lluvía...

Pero lo más importante para mí, es haberme dado cuenta que, aunque no soy de tu tribu, Antonio, tenemos en común estar empadronados en los sentimientos. Porque yo pienso que hay valores que son eternos y sólidos por mucho que ultimamente se empeñen en relativizarlos y que la familia, los amigos, la fe y la palabra dada no son asuntos de debate; que nada encierra más poesía que una verónica de Curro Romero (o de Morante); que puedes tener una novia oculta en la Capilla de los Marineros (tú) o en San Gil (yo); y que, a pesar de todo y de todos, el amor sigue siendo la única fuerza imparable del universo... Y con la lectura de “De lo cercano” he querido entender que, en todo eso, sí somos habitantes de un mismo poblado y ello me hace tener la ilusión de que la cercanía y la amistad dejen de ser, algun día, una esperanza para convertirse en realidad. Gracias maestro.

jueves, 14 de octubre de 2010

UN AÑO SIN LARA


Todavía recuerdo su mirada antes de dormirse para siempre. Sus ojos nos decían que aceptaba aquello, como si supiera que, aunque nos partía el alma, lo hacíamos desde el cariño que sentíamos por ella.

Poco a poco, sus ojitos se fueron cerrando y nosotros intentamos que nuestras caricias, fueran el último y tierno recuerdo que la acompañara en su camino al cielo de los perros que es por donde, sin duda, ahora pasea.

Ha pasado ya un año desde ese triste día (el tiempo pasa cada vez más deprisa...), y todavía seguimos extrañándola mucho. Cada uno de nosotros a su manera, porque con cada uno mantenía una relación diferente. Diferente pero, en todos los casos, con algo en común por su parte: cariño y fildelidad inquebrantable.

Porque esa es la manera de querer que tienen los perros: sin condiciones y sin fisuras (¡cuanto tenemos que aprender!) y por eso, sin importarles lo que haya sucedido un minuto antes, por feo que haya sido tu comportamiento, ante una llamada, ante una caricia, olvidan cualquier ofensa y, desde esa mirada capaz de hablar que sólo ellos tienen, te gritan toda su lealtad y agradecimiento.

Eso y no otra cosa, fue lo que nos dijeron los ojos de Lara al despedirse hace un año: !Os quiero, gracias! Y nosotros, como respuesta, la seguimos echando irremediablemente de menos...

Te queremos Lara

domingo, 26 de septiembre de 2010

OTOÑO




El pasado jueves 23 de septiembre, a las cinco horas y nueve minutos, el centro del Sol visto desde la Tierra, cruzó el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. Ese día la duración del día y la noche prácticamente coincidieron y, en ese instante, se inició la estación de la melancolía. Fue el equinoccio de otoño.

Hace ya bastantes años que los habitantes de Madrid no disfrutamos de esa estación. Sea por el cambio climático, sea por otras razones, nuestra ciudad nos ha ido privando de sus días de otoño, y ahora pasamos abruptamente del calor veraniego a fríos intensos y lluvias insistentes sin la posibilidad de disfrutar de los olores, de los sonidos y, sobre todo, de los colores de esta estación.

Sólo los días cercanos al arcángel nos dejan recordar, como una postal enviada tardíamente, el reconfortante abrazo de los rayos de sol que disfrutábamos escasamente un mes antes y es, precisamente en esos días, cuando creo que nos sentimos invadidos por la infección depresiva. Cuando somos conscientes de que el trabajo, los estudios, la rutina nos ha engullido de nuevo. Cuando nos damos cuenta, ya sin remedio, de que los placeres de nuestro ocio veraniego han quedado lejos pero que todavía están mucho más lejos, aún, los próximos y que tenemos por delante, meses dominados por la oscuridad, meses de luces permanentemente encendidas, meses de frío, meses de lluvia,… y, entonces, aparece esa sensación de tristeza, de desmotivación, de cansancio, de hastío.

Según los expertos, existe un argumento científico para todo eso y, entre otras cosas, relacionan las órdenes que envía nuestro cerebro con la cantidad de luz solar existente. Estoy seguro de que tienen razón, pero yo creo que, además de las explicaciones científicas, la causa real de esa transformación es nuestra condición urbanita, nuestra conciencia de formar parte del mobiliario de la ciudad. Porque nunca he conocido a ningún paisano rural que, recorriendo un bucólico paseo de chopos casi pelados, o disfrutando de la indescriptible violencia cromática de un robledal o un hayedo que se quiebran en mil tonos ocres, anaranjados y amarillos, o sintiendo bajo sus pies la sinfonía crepitante de las hojas caídas, o aspirando el contundente aroma de la leña todavía algo húmeda siendo abrazada por las primeras llamas de la chimenea, se sienta deprimido. Porque nunca he sabido de un pescador retirado que, caminando junto a su perro por su playa, colmada de azules diversos y bajo un cielo amenazantemente gris, o recomponiendo sus redes mientras escucha el solidario lamento de las gaviotas abrigado por un grueso jersey de lana que le protege del frío viento de poniente, o compartiendo el olor de un carajillo con sus envidiados colegas que debido a la galerna han tenido que pertenecer en tierra, sienta su ánimo derrotado.

No, no es la estación la que nos deprime, es la ciudad. Una ciudad que, como el hada mala de un cuento, nos roba los olores, nos roba los sonidos y nos roba los colores, para hacernos creer que la conjunción de ese irremediable cielo oscuro con su eterno, su perpetuo, su agresivo asfalto, configura un túnel monótono, inhóspito y muy largo del que nos costará meses, casi seis meses, salir. Y eso, sí nos deprime.

martes, 13 de julio de 2010

TU ME ACOSTUMBRASTE...


Ayer lunes falleció en Miami Olga Guillot. He recibido la noticia con pena porque era alguien que formaba parte, sobre todo, de mi infancia. Con ella, y gracias los cassettes de mi madre, aprendí a escuchar y amar el Bolero. Sí, así, con mayusculas. Porque para mí, con su manera de interpretar ese tipo de melodías las elevó a una categoría superior.

Su forma de cantar era pura pasión, una fuerza desgarrada nacida en las entrañas, que salía de su boca con una voz poderosa, pero tremendamente sensual, capaz de erizar el vello a cualquiera con una gota de sangre en las venas.

Ella demostró como una canción, puede estar llena de erotismo y provocación sin necesidad de decir ni una sola palabra soez. Puede ser que, los que acostumbrados a escuchar las groserías, guarradas y vulgaridades que innecesariamente incluyen muchos de los cantantes y grupos de ahora, no me lleguen a creer. Solo les digo que prueben a escuchar con detenimiento, saboreando los dejes, los giros, los silencios y las arrancadas de cada estrofa de un par de canciones como "Me muero, me muero" o "Soy lo prohibido". Después que comparen y sean sinceros.

Su presencia llenaba el escenario. Era una mujer rotunda, sin complejos y que siempre defendió su tierra y pregonó su denuncia contra la tiranía que vivian su compatriotas. Como muchos otros, con el corazón destrozado, tuvo que abandonar su país en 1961, dos años después del triunfo de Fidel, desilusionada por una revolución transformada en dicatdura, represión y miseria. A partir de ahí nada se supo de ella en la isla y, por decreto, su voz dejó de sonar en el cielo cubano..., pero ella nunca dejó de amar a Cuba. La prueba es que, hace muy pocos días, dijo que entre los dolores que había pasado en su vida, el mayor había sido el de no poder ver a su país liberado. En concreto sus, por desgracia, premonitorias palabras fueron: "si me muero mañana, el dolor que me llevo en el alma es no ver a Cuba libre..." Sí, le dolía el alma por su tierra. ¡Que bien dirigida a los que mantienen y defienden ese régimen, estaría ahora esa frase que ella descuelga con toda intención en "Puro teatro"!: "...y acuerdate que, según tu punto de vista, yo soy la mala..." No, Olga no era la mala y ahora paseará libremente, pese a quien pese, por el malecón de La Habana.

Querida Olga: Tú me acostumbraste..., tú me acostumbraste a amar el bolero y, sólo por eso, te estoy agradecido. Pero además, siento mucho tu marcha porque con ella acaba una forma inimitable de hacer música y porque, contigo, se me va otro de los recuerdos unidos irrevocablemente a la memoria de mi madre... y cada día me van quedando menos. Descansa en paz.

domingo, 2 de mayo de 2010


EL NOVIO DE LA MUERTE

Me he decidido a incluir aquí la crónica que escribí el día 15 de Junio de 2.008 tras contemplar la segunda tarde de triunfo, tan diferente de la primera, de José Tomás en Las Ventas y a la que bauticé con el nombre que, también tiene esta entrada . Desgraciadamente los acontecimientos de hace una semana, la tremenda cogida que sufrió el maestro, dio a mis palabras un protagonismo que no hubiera deseado y, tengo que reconocer, que recé para que no tuvieran ningún carácter profético. Gracias a Dios, y en este caso seguro que a la Virgen de Guadalupe, no ha sido así. Por eso solo ante la evolución de los acontecimientos y la inmejorable, e increíble tras lo que vimos y supimos, noticia de su salida del hospital me he decidido a subir esa crónica.

Soy aficionado, me gustan los toros, nadie podrá convencerme de que no existe arte y plasticidad en esa lucha entre bestia y hombre. Pero también he dicho y mantenido siempre que entendía perfectamente que contemplar por primera vez una corrida de toros, no puede dejar indiferente. Que, por eso comprendía, que hubiera muchos que al no llegar a percibir eso que yo veía, no lo soportaran y que no compartieran nuestra afición. Pero no puedo admitir que esa oposición se defienda desde la irracionalidad. Por eso esta entrada es además, una respuesta indignada al despropósito de comentarios en blogs y webs que he visto estos días en los que, supuestos defensores de los animales, se regodeaban de la situación del maestro. No merecen mucho más que la compasión por su limitación neuronal y el mayor desprecio por su ruina moral. Son demasiado parecidos a los que, en otros ámbitos, te suelen argumentar: "como estás contra mí: tiro en la nuca"

Sólo una cosa más antes de esa avisada crónica. He incluido como foto (sin pedir permiso, por cierto) la portada de ese maravilloso libro que es "Serenata de un amanecer" de nuestra amiga Anya Bartells. Conocí a Anya gracias a la intervención de mi primo Toño, el pinche mejicano como ella dice. Anya es, ademas de una magnífica y entrañable persona, uno de esos muchos casos en los que, sin que su origen lo hiciera previsible, se ha desarrollado un amor, un conocimiento y una pasión por la Fiesta Nacional (lo siento si escuece) que la ha llevado a, entre otras cosas, publicar ese libro dedicado a José Tomás. Si alguien quiere discutirme que en el toreo hay arte y plasticidad que, por favor, primero vea el libro. Seguro que nos ahorramos la disputa.

Les dejo con la crónica. Gracias:

El novio de la muerte

Yo no quiero morirme, lo reconozco, me da miedo. Por eso se me hace más grande y más cuesta arriba entender lo que he visto hoy en la plaza de Las Ventas.

Vaya por delante mi reconocimiento a “El Fundi” y Juan Bautista. Anunciarse con José Tomás tiene, hoy por hoy, mucho mérito. El morbo que despierta el de Galapagar otorga, a priori, un papel a sus colegas muy difícil representar. Si además, como “El Fundi”, se demuestra la profesionalidad estando pendiente de la lidia y llegando el primero con su capote a quitar al morlaco que buscaba con ahínco como partir las carnes de su compañero, hay que reconocer los méritos.

La tarde tenía ese clima de los acontecimientos que se adivinan especiales, la gente acudía para ver si se repetía lo sucedido el pasado día 5, aunque lo que pasó después les superó. Fue totalmente diferente ya que los toros no se prestaron como los de Victoriano del Rio. Unos mansearon desde salida, buscando la huida, “rajaos” de la pelea, otros, como el cuarto, fueron de más a menos a toda velocidad y el quinto, el más cuajado para mí, se fue enterando pase tras pase, haciendo su condición cada vez más peligrosa. Pero estaba José Tomás y con él vivimos un segundo acto de esa concepción diferente de la vida que significa hacer las cosas sólo como uno las siente y, si no es posible por las circunstancias, hacerlas también.

En el segundo inició la faena doblándose con un toro astifino y serio que, pregonando su mansedumbre, salía siempre suelto o tirando “viajes”. El bicho confirmó su condición y en uno de los naturales, se olvidó del engaño y fue al bulto, embarcando al diestro que dio de bruces en el morrillo del animal. Afortunadamente no le empitonó, pero el torero se levantó hecho un “ecce homo” con la cara y la seda del traje teñidas de rojo y, eso si, ni se miró. Tomó de nuevo la muleta y, si no lo había hecho ya, decidió que aunque el toro no quería, él si. Se fue a la puerta de caballos y allí, cerrado en tablas sacó pases físicamente imposibles pues parecía imposible que el toro cupiera por allí. Fue una faena titánica, no perfecta pues hubo enganchones y tropiezos, pero de un peso enorme, de una convicción sin límites, de una intensidad extrema. Le mató tras un pinchazo y la plaza le pidió la oreja que algún “vocilarguero” de los de siempre se atrevió a poner en duda. Yo no.

El quinto, de El Torero se traga, literalmente, los primeros derechazos del diestro, pero en el final de cada uno va orientándose más, buscando los tobillos, sabiendo que se deja al torero detrás. Tras tres tandas, Tomás se hecha la muleta a la izquierda, los naturales no son limpios, salen enganchados, pero salen, solo y únicamente, porque el torero se pone en un sitio inverosímil, cruzado, tragando sin mover los pies y así, cuando trata de dar el de pecho, el toro se detiene en un segundo escalofriante, el torero ni se inmuta y el astado suelta un gañafón que empitona al diestro pasándoselo de pitón a pitón en una cogida terrorífica. Había hecho carne, por lo menos llevaba dos cornadas (que resultaron ser tres) y cuando lo normal hubiera sido, en el mejor de los casos, doblarse un par de veces y matar, con un desprecio absoluto por la vida, con un comportamiento lleno de gallardía y valor, le arreó dos tandas más, unas manoletinas de infarto y se tiró a matar con todo, volviendo a salir prendido. Dos orejas por aclamación.

Habrá quien mañana discuta: las orejas si, las orejas no, me es indiferente Yo solo hablaré de la naturaleza de un hombre que hoy me ha enseñado que convive con la muerte, que ha aceptado tenerla de compañera y que, por eso, no la tiene miedo. Los legionarios tienen una bellísima canción, “El novio de la muerte”, que es una exaltación poética de la relación de un hombre con el final de la vida.

Lo que he visto esta tarde es la representación de esa relación y reconozco que me supera, porque yo si tengo miedo, mucho miedo, a morir.


Rafael Juan y Seva
15 de Junio de 2008

viernes, 26 de marzo de 2010

CINCO MESES


Han pasado cinco meses desde mi última entrada. Cinco meses de ausencia, que no de vaguería literaria. En estos meses he estado trabajando en la recomposición y corrección de mi segunda novela. Está siendo un trabajo lento, pues el tiempo que le puedo dedicar es limitado y además, junto con la ayuda inestimable de Jorge Benavides, hemos realizado una autentica deconstrucción de la novela. Vamos como Ferrá Adriá con la tortilla pero, en nuestro caso, con ideas, palabras e historias. Todavía nos queda camino por recorrer y no se cuando terminaremos, aunque tengo asumido que es un proceso sin final y que sólo acaba cuando un día dices: de aqui no paso. En cualquier caso creo que el resultado final merecerá la pena.

Por otro lado, llevaba tiempo dándole vueltas a recopilar en una publicación algunos de mis relatos, escritos, entradas en este blog y alguna cosa más. Tras el proceso de selcción, tras volver a leerlos, tras corregir y rectificar algunos errores, resultó que había material suficiente para pensar que el resultado final podía ser algo mínimamente presentable. Bien es cierto que esta vez, sólo pretendo que aquellos que me aprecian y los que puedan tener interés, encuentren recopilados esos trabajos. Nada más. Por eso no hay ningún nexo de conexión ni ningún orden lógico en los trabajos incluidos. Simplemente son aquellos a los que les tengo cariño, los que creo que quedaron más redondos y alguno que afecta a esa parte tan inmaterial pero a la vez tan sensible que es el alma.

En definitiva Punto y aparte, está a vuestra disposición. Eso sí, el que quiera saber el porqué del título tendrá que leer, al menos, el prólogo. La portada la podéis ver en el encabezamiento de esta entrada y, si queréis el libro, pues os adjunto el enlace para comprarlo en Bubok.com, aunque habrá que esperar unoos días hasta tener el depósito legal. Espero que, quien incomprensiblemente se decida a pedirlo, disfrute.

http://www.bubok.com/libros/171434/Punto-y-aparte--Relatos-y-otros-escritos