lunes, 18 de abril de 2016

Compromiso

Más de un año sin escribir nada en mi blog y vuelvo con el mismo motivo que la última vez: mi admirada Mayte Martín.

Hoy era día grande, Mayte volvía al Auditorio Nacional para presentar su nuevo espectáculo "Al flamenco por testigo" y si ella siempre adquiere un compromiso cuando sale a un escenario, por motivos evidentes, el de hoy era especial.

Y si entrábamos con ilusión, una vez más, salimos desmantelados, con el alma desnuda y, sin embargo, reconfortados por volver a confirmar que en su voz podemos encontrar siempre el bálsamo que cura cualquier herida por profunda que sea. Decía hoy Mayte en una entrevista que "estamos en un momento desastroso para las cosas del alma" y no puede tener más razón. Pero los que hemos tenido la posibilidad de escucharla hoy, abandonamos la Sala Sinfónica con el consuelo de saber que, en su voz,  hay un ungüento mágico que siempre nos ayudará a superar tiempos difíciles.

El arranque, con la deliciosa milonga de Valderrama que a mi también me llevó a mi infancia y a las sesiones flamencas con los vinilos de mi padre, ya nos hizo presagiar lo que se nos venía encima. Los fandangos, solea, tientos, tangos... Una avalancha de cante por derecho, sin ninguna trampa, que nos fue envolviendo y seduciendo sin tregua.



Y llegaron las bulerías y en ellas, como en ocasiones anteriores, Mayte incluyó "Un compromiso". Pero no fue como otras veces. Si escuchar esa preciosa canción en su voz siempre me ha producido sensaciones especiales, viéndome transportado a esas tardes de transistor mientras mi madre planchaba, esta tarde todo ha ido un poco más allá, a un lugar que no sé explicar con palabras, pero que el público agradeció puesto en pie. Terminó Mayte con una "sesión continua" primorosa otra vez, que sirvió para dejarnos con ganas de más. Y en el bis, nos regaló una Milonga del Solitario que seguro, bendeciría el propio Yupanqui.

Acompañada primorosamente por Salvador Gutierrez, Pau Figueres (¡que descubrimiento!) y el, para mi, insustituible Chico Fargas, Mayte respondió con creces al compromiso que había adquirido. Nada sorprendente, Mayte no sabe engañar cuando se sube al escenario y allí arriba es siempre sutileza, esencia, fragilidad y sobre todo emoción y verdad. Pero hay veces que además de todo eso, además de esa verdad, nos regala una entrada al paraíso y nos hace el favor de recordarnos  que lo que importa en este mundo son los sentimientos, que sin ellos nada vale, todo está hueco, todo es vacío. Y alguno, nos quedamos sin palabras para darle las gracias y, por eso, lo tenemos que hacer escribiendo.