jueves, 14 de octubre de 2010

UN AÑO SIN LARA


Todavía recuerdo su mirada antes de dormirse para siempre. Sus ojos nos decían que aceptaba aquello, como si supiera que, aunque nos partía el alma, lo hacíamos desde el cariño que sentíamos por ella.

Poco a poco, sus ojitos se fueron cerrando y nosotros intentamos que nuestras caricias, fueran el último y tierno recuerdo que la acompañara en su camino al cielo de los perros que es por donde, sin duda, ahora pasea.

Ha pasado ya un año desde ese triste día (el tiempo pasa cada vez más deprisa...), y todavía seguimos extrañándola mucho. Cada uno de nosotros a su manera, porque con cada uno mantenía una relación diferente. Diferente pero, en todos los casos, con algo en común por su parte: cariño y fildelidad inquebrantable.

Porque esa es la manera de querer que tienen los perros: sin condiciones y sin fisuras (¡cuanto tenemos que aprender!) y por eso, sin importarles lo que haya sucedido un minuto antes, por feo que haya sido tu comportamiento, ante una llamada, ante una caricia, olvidan cualquier ofensa y, desde esa mirada capaz de hablar que sólo ellos tienen, te gritan toda su lealtad y agradecimiento.

Eso y no otra cosa, fue lo que nos dijeron los ojos de Lara al despedirse hace un año: !Os quiero, gracias! Y nosotros, como respuesta, la seguimos echando irremediablemente de menos...

Te queremos Lara

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