miércoles, 8 de diciembre de 2010

DE LO CERCANO


A Antonio García Barbeito (con admiración)

Tu libro me llegó en septiembre a través de la mano fraterna, con una dedicatoria que ya me avisó que su lectura me iba a tocar en lo hondo, y me quise tomar tiempo para leerlo, quise saborearlo sorbo a sorbo, paladeando cada artículo y empapándome de la cercanía que anunciaba su título. No lo conseguí y lo apuré de un trago, con rapidez pero sin prisa. Por eso, unas semanas después de acabar fui releyendo, uno a uno, los artículos que habían conseguido apretarme las entrañas y dejar esa sensación de sequedad en la boca que provoca la envidia, en este caso totalmente insana, causada por mi evidente incapacidad de reflejar las cosas sobre el papel de esa manera.

Así me pasó con “Frío”, me pasó con “Luto de cal”, me pasó con “La última tarde” (¡joder Cangui, que verdad más grande la del tren!, que verdad más grande que, queramos o no, el tren siempre avanza y la última estación cada día está más cerca, joder Cangui,¡joder!), me pasó con “Primavera sin flores”. Me pasó con “Lo que hemos perdido”, me pasó con “Niño sin tren”, con “Quizá la belleza” y con “Siempre ella”, me pasó con tantos... Con su lectura aprendí a oler la verdad (otra vez joder, Cangui), aprendí que no vale sólo querer, que hay que decirlo..., aprendí porqué, a veces, duele la lluvía...

Pero lo más importante para mí, es haberme dado cuenta que, aunque no soy de tu tribu, Antonio, tenemos en común estar empadronados en los sentimientos. Porque yo pienso que hay valores que son eternos y sólidos por mucho que ultimamente se empeñen en relativizarlos y que la familia, los amigos, la fe y la palabra dada no son asuntos de debate; que nada encierra más poesía que una verónica de Curro Romero (o de Morante); que puedes tener una novia oculta en la Capilla de los Marineros (tú) o en San Gil (yo); y que, a pesar de todo y de todos, el amor sigue siendo la única fuerza imparable del universo... Y con la lectura de “De lo cercano” he querido entender que, en todo eso, sí somos habitantes de un mismo poblado y ello me hace tener la ilusión de que la cercanía y la amistad dejen de ser, algun día, una esperanza para convertirse en realidad. Gracias maestro.

1 comentario:

  1. ¡Que manera más bonita de contar todo lo que hace sentir el libro del maestro!, aunque la verdad yo creo que para saber expresarlo como tú, hay que ser un aprendiz MUY MUY MUY aventajado.
    Es precioso Rafa, estoy segura que al maestro le encantará.

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