"El arte de la música es el que
más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos" (Oscar Wilde)
Cuando se trata de Mayte Martin no soy neutral, es algo que
saben todos los que me conocen. Ya he dicho muchas veces que, para mí, Mayte es
punto y aparte. Que con su voz es capaz de escribir poesía y que su entrega en
cada interpretación es infinita, sin importar si se trata de un fandango, un
verso de Manuel Alcántara o, como de lo que me ocupa ahora, de un bolero.
Hace unos meses Mayte
nos contó su proyecto de grabar un disco de boleros, (el segundo tras Free
Boleros junto a Tete Montoliú) hacerlo en directo y sin discográfica de por
medio. Para financiarlo quería contar
con la ayuda y el mecenazgo de sus propios seguidores. Yo no lo dudé un
instante y apoyé la iniciativa desde el primer momento. Aún sin saber como
sería el disco, tenía la certeza de que, conociendo a Mayte, merecería la pena.
Afortunadamente fuimos bastantes los que pensamos lo mismo y el disco es hoy
una realidad. Me quedará siempre la espina de no haber podido estar presente en
los conciertos en que se grabó, pero como dijo aquel: lo que no puede ser, no
puede ser y además…
En cualquier caso, como recompensa, hace unos días llegó a mis manos el
ejemplar del deseado “Cosas de dos”. Lo he escuchado varias veces desde
entonces, de echo lo escuchó de nuevo mientras escribo esto y, cada vez que lo
hago, siento como mi interior es estrujado
sin misericordia. Como vuelo a los años de mi infancia, como vuelvo a la ilusión
que provoca la mirada cómplice de la persona que quieres cuando te dice algo que solo ella y tu comprendéis y
que no necesita palabras para ser expresado. Como siento la angustia de
ausencias irreparables y el dolor y la
alegría de los recuerdos.
No trataré de hacer un recorrido por todos los temas (catorce maravillas) del
disco, pero hay cosas que no puedo dejar de mencionar. Arranca con una versión
de “Espérame en el cielo” canción que nunca me cansé de escuchar en aquella
cinta de Antonio Machín que tanto gustaba a mi madre, principal culpable de mi
afición musical y a la que cada día echo
más de menos. Ese recuerdo, tan lejano como bonito, me hace reafirmarme en que
la música es, sin duda, uno de los vínculos más poderosos con los que están a
nuestro alrededor pero sobre todo con los que, un día, estuvieron a nuestro lado.
“Piensa en mí” y “Yo
lo comprendo” dan paso a una estremecedora “Regálame esta noche” donde el
desgarro de una frase se transforma en una de las más maravillosas
declaraciones de amor que he escuchado: "Regálame esta noche, retrásame la
muerte". Tremendo.
“En un rincón del alma” (otra vez mi madre) y “Me perdonas” nos
llevan a un “No sé tú" en el que, inconmensurable, Mayte se rompe en una
interpretación plena de sentimiento. Y el estruendo de esa explosión impide oír
como el alma te ha saltado hecha añicos y te afanas de forma inútil en recomponerla. Afortunadamente la intimidad de “Hacia
dónde…?” y la cadencia de “Palabras” te dejan tomar aire y recuperar
mínimamente la compostura. Pero no hay tregua, y con “Somos”, Mayte te retuerce
de nuevo permitiéndote comprobar que, escuchando está versión y la de “Free
Boleros”, el paso del tiempo solo ha servido para mejorar la añada, que ahora
tiene mas matices y mucho más intensos.
Tras “Sabrá Dios” y “Por si te quedas” llegamos a “Lía” y creo que el mejor elogio que puedo hacer es
que, al escucharla, no me he acordado de Ana Belén.
No quiero malas interpretaciones, Ana Belén borda esa canción, por eso precisamente me parece que es un
gran logro que la versión de Mayte, mucho más pausada, más íntima, diferente, consiga que
no nos detengamos a comparar. Y para
finalizar una despedida llena de ritmo, vitalidad y alegría con un ”Piel Canela” que te pone de pie y te
inyecta la energía necesaria tras el intenso camino recorrido.
En definitiva, un viaje sin retorno a los sentimientos, en el
que en contra de lo que pudiera suponerse no hay un ápice de sensiblería. No,
Mayte te abre en canal sin florituras,
con el estilete de su entrega y su verdad. Por eso al escucharla, uno
entiende perfectamente a don Manuel de Falla
cuando dijo: "Error
funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música
no se hace, ni debe jamás hacerse para que se comprenda, sino para que se
sienta."
Eso es lo que tú haces Mayte y te doy las gracias por
dejarme ser parte de ello. Otra vez.
P.D. quien quiera
comprar el disco puede hacerlo escribiendo a: cosasdedos@maytemartin.com
De verdad, merece la pena.
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